viernes, 16 de noviembre de 2012

BANDERA CON LA CRUZ DE SAN ANDRÉS, ¿SÍMBOLO DE LA HISPANIDAD?



No sé si alguna vez se propuso que se usara esta Bandera como símbolo de la Hispanidad. Fue la primera de España, se usó en América durante más de 300 años, es la de algunas ciudades de este continente y en la Argentina, es la propia del Regimiento de Patricios. En España, además se seguir ligada a la Corona, es la Bandera del Carlismo. Si esta propuesta no se ha hecho antes, lo hago ahora yo, como emblema de la Comunidad de Naciones Hispánicas, sin que esto afecte la personal opinión que cada uno tenga acerca de la legitimidad o no de las independencias americanas. Es una propuesta hecha al margen de los organismos oficiales, ligados a Estados que se han construido, precisamente, de espaldas a nuestra común Tradición. Yo personalmente entiendo que la Independencia del Río de la Plata fue lícita (como último recurso) pero no fue un renegar de la Hispanidad. De modo que no veo inconveniente en usar al lado de la Bandera de Belgrano la que tiene la Cruz de San Andrés. Sin embargo, respeto a los que piensan de modo opuesto. Que esto sea símbolo de unión y concordia. De Hispanidad y de Cristiandad. Espero respuestas e ideas al respecto...

Fernando Romero Moreno

sábado, 27 de octubre de 2012

HOMENAJE ANTE UN NUEVO ANIVERSARIO DE SU MARTIRIO



JORDÁN BRUNO GENTA,  EL GRAN CAMARADA

Verbo, vita et sanguine docuit


El domingo 27 de octubre de 1974 caía acribillado Jordán Bruno Genta. Nos mataban al Gran Camarada. El enemigo de ayer  -que es el mismo de hoy-  creía que “apuntando a la cabeza” terminaría con él y con lo que éste representaba. ¡Cómo se equivocó! Ya que su vida y su magisterio suscitaron la admiración de muchos que hoy queremos continuar con sus enseñanzas. Porque el dar la vida por Dios y por la Patria no es vano a los ojos del Señor de las Batallas y sabemos que “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.
El mejor homenaje, que le podemos tributar hoy, es intentar imitarlo, es decir, dar nosotros mismo testimonio. ¿Cómo? “como los antiguos mártires, y los millares de Santos que refulgen en la historia de la Iglesia, dar testimonio de que la vida es tanto más digna de ser vivida, cuanto más dedicada está al servicio de Dios, de sus mandamientos y de una causa justa, como es la de nuestra Patria restaurada en Cristo”[1].
Si queremos ser fieles a Dios y a nuestra Patria argentina tenemos que tener en nuestra alma la disposición al martirio, lo cual no quiere decir que el Señor nos lo vaya a pedir; pero insisto, la disposición interior debe estar.
Derramar nuestra sangre por Cristo reviste un carácter extraordinario. Pero el testimonio puede revestir también un carácter ordinario. Hablamos, entonces, del testimonio de la palabra y de la conducta. Estos dos, el Señor sí nos lo reclama. No es fácil pero debemos ser fieles a ese testimonio silencioso, constante, difícil, incomprendido y heroico.
Se ha hablado y “opinado” bastante sobre si la muerte de Jordán Bruno Genta revisitó un carácter martirial debido al carácter político de él.
 Ha sido Santo Tomás de Aquino quien enseñó que también por el bien de la república se puede llegar a ser mártir: “El bien de la república es el más alto entre los bienes humanos. Pero el bien divino, causa propia del martirio, es más excelente que el humano. Sin embargo, como el bien humano puede hacerse divino al referirse a Dios, cualquier bien humano puede ser causa del martirio en cuanto referido a Dios” (2-2, 124, 5, c.).
Digámoslo claramente y con todas las letras. Es martirio en sentido estricto de la palabra. Al maestro Genta lo matan por odio a la fe (odium fidei). Sus asesinos así lo manifestaron en una satánica carta dirigida al entonces director de la Revista Cabildo, Don Ricardo Curutchet[2].
Entre las muchísimas enseñanzas que le debemos a Genta quisiéramos rescatar las siguientes:
Fue, ante todo, un maestro en el sentido estricto de la palabra. Lo fue porque era un contemplativo. El verdadero magisterio no es otro más que aquel que tiene su fuente en la Verdad que se enseña. Contemplar y manifestar lo contemplado. He aquí la nobilísima misión magisterial.  Y gracias a que le dio preeminencia al ocio es que pudo conocer y entender la realidad tal como se presentaba. Avizoró el peligro que se cernía sobre la Patria y por eso se dedicó al adoctrinamiento.
Nos legó la más alta doctrina de guerra contrarrevolucionaria, tan vigente como necesaria para hoy. Allí nos enseña las verdades que hay que defender y los errores que debemos combatir.
Amaba a esta bendita tierra argentina. De allí que: “El Nacionalismo argentino necesita que la Patria sea amada y servida en Cristo, por todos aquellos que abracen su causa y sean capaces del sentido heroico de la vida.
Tan sólo investidos con la fuerza de Cristo y de María, será posible enfrentar y vencer  a las legiones del Padre de la Mentira que están arrasando las Naciones con el poder del dinero y el poder de la Subversión”[3]. Por eso es que quiso para el Nacionalismo la solidez y el rigor de una elevada doctrina política, libre de todas aquellas ideologías destructoras y disolventes del alma de la Patria. Nos dejó la más clara y precisa definición de cómo tiene que ser nuestro Nacionalismo: “constructivo y restaurador, jerárquico e integrador, cristiano y argentino en su contenido y en su estilo. Una afirmación soberana frente a la Plutocracia y al Comunismo”[4].
La opción política que planteó no fue infructuosa. Es la misma que hoy necesita esta desgarrada patria. Véase la tremenda vigencia de sus palabras: “La Soberanía política de la nación cuyo ejercicio hace posible el servicio del Bien Común, no se funda en los derechos del hombre y del ciudadano, ni en el sufragio universal, sino en la manifestación más pura y más elevada de la persona humana que es el sacrificio […] El principio de su única opción política debe ser el Reino de Cristo en el alma y en la Ciudad. No caben los términos medios, ni transigencia, ni concesión, ni componenda en nada. Su lenguaje y sus acciones, sí, sí y no, no. Esta es la conducta que nos dicta la virtud prudencial informada y realizada por la Caridad”[5]. Sabemos de algunos que han planteado que la opción política de Genta es pura teoría pero que es estéril ya que no podría ser aplicada. Estamos totalmente en desacuerdo. ¿Por qué lo mató el enemigo? El orden temporal debe ser conforme a la fe. Estúdiese y medítese en serio su libro Opción Política del Cristiano y después charlamos. 
Su  muerte “sobre el asfalto y el lirio”, tratando de hacer la Señal de la Santa Cruz, fue su última y más grande lección. Con ella nos enseña que vale la pena vivir luchando por los más altos ideales.
El día anterior a su martirio había pronunciado una conferencia en homenaje al Doctor Angélico en el VII centenario de su muerte. La comenzó diciendo: “Vivimos una hora grave, solemne y decisiva. Acaso sea mejor para los hombres, y en especial para los cristianos, tener que vivir peligrosamente, expuestos a morir en cualquier momento. Digo que acaso sea mejor, porque aún antes del Cristianismo, el verdadero fundador de la Filosofía en Occidente, que fue Sócrates, enseñó que la Filosofía es una preparación para la muerte. Y nosotros adoramos a un Dios hecho hombre, crucificado por amor, en la figura del fracaso y de la muerte. No hay, pues, otro modo de llegar a la Vida verdadera, que recorrer el itinerario de Nuestro Señor Jesucristo”[6].
 Que Nuestro Señor Jesucristo nos conceda la gracia de que la muerte  nos encuentre  -al igual que al maestro Genta-  en esa definición católica y nacionalista que profesó y a la cual consagró su vida.

Daniel Omar González Céspedes



[1] Genta, Jordán Bruno, El asalto terrorista al poder, Ed. Santiago Apóstol, Bs. As., 1999,  p. 261.
[2] El tenor de la carta (donde se refieren a Genta y a Sacheri) habla a las claras que en la redacción hubo una mano religiosa apóstata.
[3] Genta, Jordán Bruno, El Nacionalismo argentino, Ed. Cultura Argentina, Bs. As., 1972,  pp. 103 y 104.
[4]Ídem ant.,  p. 91.
[5] Genta, Jordán Bruno, Opción política del cristiano, Ed. Cultura Argentina, Bs. As., 1977, pp. 37 y 40.
[6] Genta, Jordán Bruno, Testamento Político, Ed. del Buen Combate, Bs. As., 1984, p. 25.

miércoles, 17 de octubre de 2012

HOMENAJE A DARWIN PASSAPONTI



1945- 17 DE OCTUBRE- 2012 


Su memoria no puede quedar en manos de las izquierdas, cuando fue precisamente asesinado por los comunistas. Y no podemos dejar de honrarlo, más allá del juicio - positivo o negativo - que nos merezca el proceso político que comenzara el 17 de octubre de 1945. Darwin Passaponti fue un militante del nacionalismo católico, más concretamente de la Alianza Libertadora Nacionalista original, antes que esta fuera desvirtuada de sus fines fundacionales por Kelly y los suyos....Publicamos un poema del año 1948, que saliera en "Tacuara", Vocero de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES ), en 1948. Entendemos que nacionalistas, peronistas ortodoxos, forjistas, conservadores nacionales y patriotas en general - sin yanquis ni marxistas - sabrán unirse a este homenaje
RECORDANDO A DARWIN PASSAPONTI

¿Qué es ese reflejo que en el cielo patrio
vemos que se extiende despejando sombras?
¿Es acaso el fuego celestial y sacro,
o quizá la muerte, o quizá la gloria?
¿O quizá una estrella solitaria y nueva,
o tal vez un astro soñador, viajero?
¿O es una esperanza pura cual diadema
o es un alma augusta que se eleva al cielo?
¡Es el alma magna del que murió héroe!
¡Es la gloria pura del que salvó el alma!
¡Es la luz señera del que tuvo temple!
¡Es la sangre pura convertida en savia!
Es la brava esencia de la nueva raza,
sangre y heroísmo, corazón, bonanza.
Es aquel muchacho que en gloriosa noche,
noche de gigantes con aroma a Patria,
quiso gritar... ;¡viva! al pabellón sagrado,
símbolo de gloria frente a la antipatria.
Darwin Passaponti es su nombre egregio,
sangre moza y noble que cubrió la acera
con la frente rota por la bala roja,
con la vista al cielo, con el alma entera.
Quiso ver su tierra libre de cobardes,
grande y poderosa, justa y argentina,
y se unió al gran Pueblo que en la tarde honrosa
recorrió las calles llenas de alegría...
De la infamia cruenta por la puerta pasan
!Cien tiros sonaron! ¡Cargó la jauría!
¡Hombres y mujeres, jóvenes y ancianos!
¡Nada le importaba a la sierpe impía!
Manos de valientes empuñaron armas
¡que no quede uno! - todos se decían –
Que la Patria viva! ... y que viva sana!
los traidores ¡mueran! ¡muera la falsía!
-¡Darwin Passaponti, no vayas de frente;
ellos son cobardes! - pero él no oía;
cruza y se detiene ¡juventud valiente!
y del negro antro sellan su agonía.
Y la bala atea da en la frente adusta,
cae cubierto en sangre ¡la frente lucía!
¡quiso ir adelante! ¡quiso ir a la lucha!
mas del cuerpo mozo se fugó la vida.
Darwin Passaponti, con la enseña augusta
se cubrió tu cuerpo, se tapó tu herida.

Luis FERNÁNDEZ VILLAVICENCIO

[Publicado en Tacuara, vocero de la
Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios
en octubre de 1948. Año IV. N° 6]

viernes, 12 de octubre de 2012

DÍA DE LA HISPANIDAD



“¿Y CUÁL ES ESA HERENCIA? Aquello que estuvo en el corazón de los que conquistaron un nuevo continente, no sólo para España sino para Cristo. Aquello que expresaba la Reina de España Isabel la Católica, cuando escribía en su testamento que su principal intención, al prohijar el viaje de Colón, fue “inducir y traer a los pueblos de las Indias y los convertir a la nuestra Santa Fe Católica”. Aquello que escribía el Rey Fernando el Católico al mismo Colón en 1509: “Mi principal deseo siempre ha sido y es que los indios se conviertan a nuestra Santa Fe Católica para que sus almas no se pierdan.” Y para eso –le indica-, “hay no les facer fuerza ninguna, proceder con ellos con mucho amor y procurar que sean bien tratados”.

(P. Alberto I. Ezcurra, San Rafael, 12 de octubre de 1986)